"Para aquellos que caminaron juntos, las huellas nunca se borran". Proverbio africano.

domingo, 10 de enero de 2016

Círculos geométricos


La niña jugaba con su hijito en el jardín. Era un bebé pelón, recién nacido de su caja. Olía a perfume y a talco, a muñeco nuevo, de plástico por usar.
En la buganvilla, la araña tejía su red en círculos. Daba vueltas hilando octágonos. Maravillosas labores geométricas de la naturaleza.
El pelado lloraba todo el tiempo, para desconsuelo de la párvula madre.
-¡Mamá, el chupete no funciona! Mi bebé no para de llorar.
-Lo llevaremos a cambiar, Carlota –dijo la madre experta, desde la cocina.
La araña se detuvo un instante, atenta a las voces.
-Ahora ya no quiero devolverlo. Es mi bebé. Mejor le quito las pilas para que no llore más.
La tejedora del círculo reanudó la tarea fría y calculadora. El sol se despedía y se le estaba haciendo tarde para la cena.
La pequeña envolvió a su bebé en la manta, como un ovillo.
-Mi niño, no cojas frío.
En la casa se encendieron las luces del pórtico.
-Hora de cenar, Carlota. Lávate las manos.
La niña obediente corrió hasta la casa canturreando.
-¡Pórtate bien mi bebé! Vuelvo en un rato.
Detrás de una flor, la astuta costurera la observa. Ya es la mía, piensa. Es rápida caminando como una equilibrista, sobre los hilos elásticos. La presa está sola. ¡Zas! Y corre con ella en la boca hasta el centro del círculo. Una, dos, tres, varias vueltas más y la deja atadita como un fardo.
El muñequito llora y la pequeña madre acude gritando.
-¡Ya vengo por ti, mi niñito! Ya estoy aquí, no me llores. ¡Ay, ay! mamá, corre, ven en seguida, pobrecito animalito, lo cazó la araña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario